En las profundidades de los mitos, la Novia, la Luna o diosa de la Tierra, no era solo la consorte del dios sol. Era su confidente íntima, su compañera inseparable, su reflejo perfecto. La otra mitad, el alter ego femenino, la gemela espiritual.

Más específicamente aparece la figura de la novia-hermana. Por ejemplo en el mito de Arturo es Morgana, su media hermana con quien tiene un hijo. En el mito de Osiris son Isis y Neftis, con quienes también tiene hijos.

La shakti tiene muchas formas y todas ellas son la misma, en diferentes facetas. Una es la sacerdotisa que extrae del iniciado una aspecto de sí mismo de las profundidades del inconsciente y viceversa; otra es la «puta sagrada», que tiene su equivalente en el «cazador», en ese caso ese encuentro ocurre en la vida de los y las estudiantes para que contacten con las fuerzas más instintivas de la naturaleza.

En el relato crístico es María Magdalenta la sacerdotisa del fuego, la mujer roja, la que enciende ese fuego misterioso.

Pero hay otra figura que a veces olvidamos que es la «femme fatal» y su contraparte masculina: el Barba azul. Ambas figuras aparecen también en cierta etapa de la vida y son personajes que tienen la misión de llevar al buscador a sus infiernos más íntimos. Hablando mágicamente quedamos a merced de la voluntad de estas personas.

Esto no solo ocurre en la vida de las personas espirituales, ahora le llaman «relación tóxica», sin embargo ya en los mitos antiguos estaba simbolizada y el héroe solar quedaba atrapado y paralizado, sin poder ir hacia la vida.

Veamos esto de Jung: «Dalila le arrebata la fuerza a Sansón al cortarle los cabellos, es decir los rayos del sol. Esta demoníaca mujer mítica es en efecto la «hermana-esposa-madre», lo femenino en el hombre, que inesperadamente se presenta en la segunda mitad de la vida y trata de imponer cierta modificaci6n de la personalidad. …el vigor del hombre, su principio del logos, se vuelve contra él y, por decirlo así, lo traiciona. lo propio ocurre con el correlativo eros de Ia mujer.»

Dice Eliphaz Levi, el gran mago: ¡Desdichado el Sansón de la cábala que se
deja dormir por Dalila! ¡El Hércules de la ciencia que cambia su cetro real por el huso de Onfalia,sentirá bien pronto las venganzas de Deyanira…»

En ambos casos lo que ocurre es un adormecimiento de la conciencia y una cesión del poder individual, de la autonomía para depender emocionalmente de otra persona.

Daniel Curbelo

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