Nací una madrugada del verano de 1966, entre lluvias y truenos. Allí expresé mi primer grito de vida en este tiempo. Crecí en la ciudad de Montevideo, Uruguay  y entre mi infancia y adolescencia fui teniendo mis primeras experiencias que más tarde llamaría espirituales, vivencias de la eternidad.

A los veinte años tuve una experiencia muy fuerte que marcaría el resto de mi vida, pero al no saber qué hacer con eso terminé en una escuela esotérica donde desarrollé un voluminoso «ego espiritual». No obstante eso me permitió descubrir que mis vivencias ya estaban descritas en diferentes tradiciones como la Alquimia, el Zen, el Tantra, Taoísmo, Kabalah, Chamanismo, etc.

En 1995 tuve un encuentro alquímico con una maestra sufí con la que fundamos la Cofradía de la Rosa de Jericó, una escuela que tiene el objetivo de ayudar a conectar con la esencia viviente en cada uno.

Al mismo tiempo fui estudiando conectando con la religión de la diosa, el neo-paganismo, el druidismo y la mitología nórdica. Estudié Tao sanador y me formé como maestro de Reiki y como instructor de Tai chi y Chi kung.

Me casé en 1990 y tengo 3 hijos,  desde 1992 vengo dando talleres, seminarios y cursos de vida espiritual.  Actualmente vivo en Punta del Este, Uruguay. Mi visión actual de estos temas se resume en lo siguiente:

Hay una vivencia en el ser humano que le permite darse cuenta que hay una unidad en todo lo que nos rodea, es algo totalmente espontáneo.  Cuando eso adviene hay una intensa energía y una clara conciencia de lo que Es. A lo largo del tiempo se han desarrollado muchos caminos para llegar a esa realización, muchos de ellos en formato progresivo olvidan que es el estado natural del ser humano lo que ya es con la existencia. Por esto último desde hace unos cuantos años me he orientado desde la perspectiva no-dual que he recibido del sufismo, el taoísmo, el tantra  y  la Alquimia.

Eso que llega no tiene nombre, la invitación desde esta página es a recordar que «los lirios del campo van creciendo sin fatigarse ni tejer»  y como dicen los sufis «no es trabajar y sembrar la tierra lo que hace que caiga la lluvia lo que hacemos  es prepararnos para recibirla». La forma de hacerlo es reunidos en armonía en perfecta comunión, donde fluyen los corazones desde la sabiduría innata.

Te invito a que lo descubras.

Daniel Curbelo