La magia es un fluir de la conciencia, no es un conjunto de prácticas rituales y velas y cosas por el estilo. Quienes ven la magia desde esa perspectiva y no están en el tema normalmente lo consideran superchería, se burlan de lo que no conocen, pero eso es porque no tienen en sus chakras ciertas energías que les permitan decodificar las conductas de un brujo.

Muchas representaciones de magos o brujas llevan animales, eso es un símbolo de la conciencia salvaje, la mente pura y libre del condicionamiento social, del discurso mental socializante.

En sí el aprendizaje mágico consiste en darse cuenta del relato fragmentario que nos contamos todos los días para evadir la intensidad de la presencia misteriosa que somos en realidad. Los rituales que hacemos, las velas que encendemos, los objetos mágicos que usamos en realidad son parte de un movimiento de la energía, ya que esa es la definición de magia: «el arte de mover la energía de acuerdo a la Voluntad». Esa Voluntad es nuestro verdadero querer, el anhelo profundo. Es misión del mago y de la bruja encontrar ese anhelo y desplegarlo.

Entonces el estado de los magos es cierta forma de trance, de ensoñación mística, de embriaguez dionisíaca, del deleite de las cosas, de relajación mezclada con lucidez, el sabor de la eternidad.

Daniel Curbelo

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