Hay varias corrientes espirituales que enseñan de arriba para abajo, o sea de lo celestial a lo terrenal si se me permite la dualidad. Por ejemplo el Zen te dice «ya eres Buda»; el Advaita «ya estás en el Yo soy»; el sufismo «no hay lugar donde ir, lo que buscas ya está aquí»; el shivaísmo tántrico «tu eres Shiva» y cosas por el estilo. Luego de esa primera enseñanza el nivel va bajando hasta llegar a lo más humano y psicológico, al conflicto cotidiano, a la neurosis que todos tenemos, las famosas heridas, traumas, historias del pasado, transgeneracional, etc, etc.
Hay varios detalles interesantes a tomar en cuenta: El espíritu es aquello trascendente, lo que está más allá del Personaje social que hemos construido, aunque no está separado como se cree vulgarmente. Uno podría estar alineado con su espíritu, haciendo lo que el espíritu quiere y al mismo tiempo tener heridas y karmas que no puede resolver. A la vez hay personas que cumplen con aquello del «buen dueño de casa», están muy equilibradas, socialmente y emocionalmente funcionan bastante bien pero no tienen ninguna alineación con su espíritu, no hacen consciencia de que hay un espíritu.
Hay un dicho Zen que dice: Si una persona es idiota y se ilumina tendremos un idiota iluminado. ¿Es posible? Es posible sí que una persona tenga tremenda conexión con el mundo espiritual, llegue fácilmente a estados de éxtasis, canalice ángeles y sea bastante clarividente y todo lo que más les guste y al mismo tiempo tenga tremendos baches emocionales y psicológicos.
Esto no es muy difícil de comprobar. En cualquier práctica mística de oración o de canalización de su espíritu, o los que trabajamos con el nombre del maestro interno podemos ver que cuando llamamos esa fuerza y mientras permanece su energía en nuestro cuerpo todos los problemas de la vida parecen desaparecer como por arte de magia. Ciertamente lo paradójico es que ese ser espiritual no viene del cielo por un momento y luego se va, eso es lo que parece ocurrir. Pero aún en ese parecer durante el tiempo que dura la práctica dejamos de ser el personaje y ya no hay herida, ni trauma, ni nada de las locuras del personaje. Luego eso termina y volvemos a sintonizar con nuestro mambo personal.
De ahí que en algunos círculos mágicos se le sugiera a los miembros que vayan a terapia al mismo tiempo que trabajan la magia. A veces creemos que un súbito rayo de iluminación nos resolverá todo el trasfondo psicológico, pero no es así. El trasfondo queda, muchas cosas podrán perder sentido frente a la luz, pero hay temas personales que deben trabajarse desde una visión más psicológica y no tan mística.
Por último la palabra «espiritual» ya está cargada de historias, se ha vuelto densa y además está implícita la dualidad en ella. En el uso de la palabra está muchas veces el rechazo a lo material, al cuerpo, al sexo, a las sensaciones, a los placeres. No hay mundo espiritual y mundo material, hay solo un mundo en diferentes vibraciones. Este mundo 3D es completamente espiritual, dejemos de dividir.
Les dejo la foto de Nisargadatta Maharaj, el gran maestro Advaita, fumándose su puchito. Podría poner una de Krishnamurti lavando el auto o jugando al tenis y si fuera posible la de Buda en la cena en la que comieron cerdo asado.
Daniel Curbelo

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