“La diferencia por la cual la luz se distingue de la oscuridad es solamente de grado; ambas son de una misma especie, y no hay luz sin oscuridad y no hay oscuridad sin luz. Pero, aunque forman una sola cosa, son diferentes en color”. (Zohar, Libro del esplendor)..
Dicen algunos maestros kabalistas que si uno quiere penetrar en el misterio de la unidad debe contemplar la llama de una vela. Allí verá que hay dos luces, una blanca y otra azul o negra.
La luz blanca es la luz superior, es la que asciende constantemente; la luz negra está más abajo, es la que sostiene a la luz blanca.
Vean que en la visión kabalista el concepto de oscuridad no es como ahora andan diciendo por ahí que la oscuridad como es ausencia de luz, en realidad no existe. Eso por supuesto es un disparate, porque si usamos la metáfora de «oscuridad» para referirse a algo maligno no podemos decir que no existe. Lo que en general se llama oscuridad en la Kabalah se llama «luz negra», es luz también, pero de otra frecuencia.
El objetivo de esta «luz negra» es la muerte y la destrucción, la separatividad, el alejamiento del centro del ser. Sin embargo los mismos kabalistas nos dicen que la unidad es par, tiene 2 luces, una blanca y otra negra.
El nombre divino consta de 4 letras: Y H V H. Esta última H (Hé) es la luz negra. De manera que esta misma luz está en el nombre sagrado.
Sin embargo esotéricamente hay 2 luces negras. La otra es la supra luz del Incognoscible Absoluto. Los antiguos egipcios decían «Osiris es un dios negro». Los sufíes le dicen *nûr‑e siyâh. *
De manera que hay una luz negra que representa la inconsciencia, las tinieblas inferiores y otra luz negra que está más allá del bien y del mal, es la luz del Gran Desconocido.
O sea para aclarar un poco más tenemos al D´s inmanifestado (luz negra divinal) y al D´s manifiesto (luz divina).
Dicen los sufíes que cada estado espiritual, cada función, cada sentimiento, cada acto, tiene su entidad espiritual, su «ángel», que se manifiesta en la luz que le es propia. Y esta luz negra divinal es la luz de la aniquilación divina.
Entonces no confundamos la noche divina con la luz negra demoníaca que lo que busca es atrapar la luz, porque es parte del juego cósmico. En cada elemento psicológico negativo que tenemos, que a veces le llamamos «oscuro» hay «material psíquico» de luz-conciencia que ha quedado atrapado. Esa luz se libera a través de la comprensión y entonces ese patrón psicológico que nos condicionaba se desintegra en su forma astral. Un pensamiento-sentimiento-deseo se transforma en una entidad dentro nuestro. Eso existe en relación a otras figuras psicológicas. La luz de la conciencia queda atrapada allí y solo se libera por la comprensión.
Daniel Curbelo
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