Dicen que si tu maestro no te ha desilusionado no está haciendo bien su trabajo. Ciertamente la enseñanza espiritual es un gran desengaño, una pérdida de todas las falsedades que hemos construido y que nos han impuesto. La enseñanza es una gran deconstrucción que termina en la aniquilación divina. Pero veamos algunas de las cosas que pueden pasar o que un maestro puede hacer para quitarte las vendas, para que “pares el mundo”.
«Aquellos pocos que tuvieron la capacidad de enseñar, como el Maharshi, afirmaron que el silencio era lo más eficaz; pero la enseñanza, en sus primeros niveles, solo puede impartirse mediante series de no-verdades cada vez menos falsas a medida que el alumno es capaz de percibir la falsedad de lo que se le está enseñando. La verdad no puede ser comunicada. Solo puede mostrarse desnuda.»
Wei Wu Wei
Veamos otra en versión de Osho:
“Gurdjieff ha sido muy criticado porque era un mentiroso y la mentira viene de los sufís; él era un sufí…para la mente común cristiana era imposible entenderlo porque la verdad es un valor y nadie puede pensar que un maestro, un maestro iluminado, pueda mentir.
¿Puedes pensar en un maestro mintiendo?
Pero los creyentes no pueden pensar en ello. ¿Un maestro mintiendo? No, un maestro es el hombre más auténtico. Pero entonces no lo sabes, el asunto del conocimiento es muy, muy peligroso. Un maestro miente sobre muchas cosas, un maestro tiene que hacerlo, si quiere ayudar. De lo contrario, puede ser un santo, pero no es posible ninguna ayuda de él.”
O la experiencia de David Carse:
“Pero ¿quién puede acercarse de este modo a la enseñanza? Uno escucha las palabras del sabio e inmediatamente la mente asocia tales palabras con las definiciones familiares que conoce, y entonces cree que entiende lo que se ha dicho. Este es el motivo por el que los maestros emplean cantos, trucos, koanes, frases sin sentido, historias que no conducen a ninguna parte, afirmaciones que se contradicen unas a otras.”
Hay personas que creen que si van con un maestro obtendrán seguridad y guía para sus vidas, lo que no tienen en cuenta es que esa claridad buscada podría venir después de un gran desengaño que logre situarlos en su profunda soledad interna frente a la existencia, lo cual les dará acceso quizás por primera vez a una libertad hasta ese momento solo añorada.
Nuestra sociedad nos enseña a ser idólatras, siempre estamos idolatrando a alguien, sea espiritual, estrella de rock, etc, etc. Pocos se toman el tiempo y el espacio para morar en su corazón, en la conciencia de su sabiduría interna.
Si crees que después de años de estar en esta movida espiritual sabes algo, has madurado y bla, bla, bla, quizás olvidaste el principal detalle de estas enseñanzas: la mente brillante de los sabios es un “no saber”, y además “nadie” es poseedor de eso.
Recordemos lo siguiente: somos lo que buscamos. Y dejo estas preguntas: Tienes miedo a tu propia intensidad? Puedes sumergirte en ella totalmente?
Daniel Curbelo
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