El orgasmo alquímico no tiene nada que ver con el orgasmo convencional, este último definido como “la descarga repentina de la tensión sexual acumulada, durante el ciclo de la respuesta sexual, resultando en contracciones musculares rítmicas en la región pélvica caracterizadas por el placer sexual.” La alquimia sexual va mucho más allá y nos invita a conocer el poder de la vida misma que bulle dentro de nosotros.
Ese poder liberador que conecta con la esencia de la tierra misma. Al principio el estudiante conoce ese orgasmo biológico, pero luego va más allá y vivencia el orgasmo energético. Posteriormente puede entrar en el orgasmo cósmico, profundo, que une todas las cosas, una profunda comunión con la vida, un “hacer el amor con las estrellas”. Dicen los viejos “tantras” que esta enseñanza es para el Kali Yuga, la época actual, la época oscura, donde el ser humano se ha corrompido y va destruyendo la naturaleza a su alrededor. Es el momento de tocar el centro de la vida, de la madre tierra, el centro de la manifestación de todas las cosas. Ese centro está en la Diosa y se manifiesta en el cuerpo de la mujer. Si no hay una vivencia de la unidad por más palabras lindas que escribamos no habrá ningún cambio en el mundo.
Si seguimos hablando de la “luz dorada”, “todos somos uno” y cosas por el estilo pero eso no se siente en el cuerpo, en la piel, no habrá pasado nada. Todo habrá sido una teoría, un gran poema de amor que nos embelesó.
Por último diremos que ese orgasmo cósmico no se vivencia necesariamente con el acto sexual, sino con cualquier situación en la cual nos permitimos la rendición, la entrega, el no-control. Cuando soltamos las trabas mentales y ese falso querer entonces dejamos que la unidad aflore y entonces aparece el éxtasis, que siempre está, porque es uno con nuestra naturaleza esencial.
Daniel Curbelo
No responses yet