Me acerqué a la enseñanza no-dual a través del sufismo, de mi maestra derviche. Lo primero que ella me preguntó fue. “¿te has dado cuenta que siempre eres el mismo? Hay algo en tí que siempre es lo mismo, aunque pasen los años eso mismo permanece.”
Eso que es lo mismo le llamábamos en esa época el “siendo”, eso que “no tiene tener”, que va ocurriendo y que solo puede ser vivenciado, es una vivencia intensa de la vida misma. Ahora muchos le llaman Presencia, me gusta el nombre, podemos ponerle el nombre que sea, no importa mucho, solo importa si podemos vivenciar el momento, la existencia.
También me gusta llamarle “esencia” o “ser esencial”, es lo que es-siendo. Pero esa esencia es intocada en nosotros, no puede ser lastimada ni alterada, ella es ese hogar interior que buscamos de mil maneras.
En el camino sufí se habla de encontrar tu melodía personal, la música de tu alma, es vibración esencial que tienes para saborear la intensidad de la vida. Encontrar el contento sin motivo, que va más allá de los estado de carencia, esa alegría del “estado natural” que siempre está en cada uno. El sufi va incluso más allá de la dualidad unidad-separatividad, sabe que ambas cosas están contenidas en la Nada del Absoluto.
Daniel Curbelo

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