Cuando abres el corazón todo tu ser se abre a la totalidad de la vida. Siempre pregunto en mis clases ¿cómo está tu corazón? y ahí las personas cuentan cuánto duele el centro del pecho.

Todos tenemos pesos en el corazón que no dejan que podamos experimentar una apertura total a la energía de vida llamada Kundalini. A veces tenemos esa apertura y entonces sabemos que lo que estoy diciendo es así, pero luego volvemos a la pesadez.

Los fuegos del corazón rigen el despertar de «la energía de la verdad», como le decía Krishnamurti. También dijo: “no toques eso a hasta que en el núcleo de tu corazón haya bondad”. La bondad no es ser bueno por aquello de que «la virtud superior no se precia de ser virtuosa». La bondad es algo que está más allá de la dualidad.

Una de las formas de acercarse a esto es a través de la intensa devoción a la presencia apasionada que somos.
Asombro y rendición son dos cualidades del practicante para le entrega total a la inmensidad de la vida. Otros le dicen de otra manera: estar desnudo frente a la existencia; seguir el mandato del espíritu, etc.

Me gusta «que te explote la vida en la sangre», que te entregues a ese fuego que quema pero no te destruye.

Daniel Curbelo

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