
Cristo, psicológicamente y desde el punto de vista de la historia comparada de las religiones, es un tipo del sí-mismo.
Psicológicamente, el sí-mismo es una imago Dei ·y no puede distinguirse de ella empíricamente. De ahí que resulte una igualdad de esencia entre ambas representaciones. El héroe es el actor de la transformación de dios en hombre: corresponde a lo que yo he denominado «personalidad maná».
Carl Jung, Símbolos de transformación
Posteriormente Jung advierte de la probable fascinación que esto puede generar de manera que uno termine identificándose con esa «personalidad» produciendo una «inflación psíquica».
«En ese sentido resulta comprensible la aversión de ciertos grupos eclesiásticos contra el llamado «Cristo interior», pues de tal modo toman medidas preventivas contra el peligro de inflación psíquica que amenaza a los europeos cristianos.»
Jung aclara que este problema se da porque el occidental tiene poca introspección, a diferencia de la gente de oriente. Cuesta mucho aún entender que el relato del evangelio en realidad es un mensaje alquímico cifrado para un trabajo interno y no la historia de unas personas que vivieron en un tiempo.
EL CRISTO ÍNTIMO
Para la Alquimia el Jesús histórico enseñó la doctrina del Cristo íntimo, es decir la existencia de un estado de conciencia más allá de la mente que puede transformar por completo la vida del ser humano («salvación»).
«Buda es el sol interior, exactamente como los místicos cristianos describen la experiencia de Dios como un sol naciente. Él es el Cristo interior. Él es el sol naciente, por ejemplo, en los Hechos de los Apóstoles: «Porque en él vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser». Carl Jung, Psicología del Yoga y la Meditación
Todo el relato del evangelio es completamente mítico, de hecho sobre la historicidad de Jesús sólo se puede aceptar la existencia del bautismo de Juan y la crucifixión. Todo lo demás es relato mitológico, lo cual no lo hace menos válido si se entiende el tremendo impacto que tiene en la conciencia de cualquier iniciado/a.
Esto que digo en realidad está en la misma Biblia, lo que ocurre es que si no tienes las claves para interpretarlo te crees lo que te enseña la Iglesia o el pastor de turno, que no sabe nada de cultura iniciática. Y muchas personas leen los textos con la óptica previa de la religión oficial, por lo cual resulta lo mismo.
Veamos sólo un texto.: «El reino de Dios no vendrá espectacularmente, ni anunciarán que está aquí o está allí; porque mirad, el reino de Dios está dentro de vosotros.» Lucas (17,20-25)
Esto nos lleva al mundo interior, el «Reino» es un estado de conciencia y no puede estar en un lugar físico, solo puede estar dentro del ser humano. Aunque existiera un lugar paradisíaco si la persona que está allí no tiene un estado de conciencia afín no podría experimentarlo, lo cual nos lleva inevitablemente al hecho de que es una vivencia interior particular.
El Cristo íntimo es lo que los hindúes llaman Turiya, la suprema conciencia no-dual, el estado de Buda, es una vivencia que pertenece a la experiencia humana del amor universal, la unitotalidad del ser-siendo. Es algo que está para todos, pero no a todos interesa, es más podríamos decir que a la mayoría no le importa.
El relato crístico desde el nacimiento hasta la resurrección de Jesús marca el camino del héroe, del semi-dios que debe pasar inevitablemente por la muerte y renacimiento. A propósito la palabra griega que se usó para resurrección fue «anastasis», que también significa despertar. Todo ese proceso es el que vive el iniciado/a dentro de sí mismo para renacer como ser habitado por su divinidad interior, siendo «uno con el Padre-Madre».
Daniel Curbelo
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