«El objetivo último de la alquimia es intentar producir un corpus sutil, un cuerpo transfigurado y resucitado, es decir, un cuerpo que sea al mismo tiempo espíritu. Allí la principal preocupación es el “cuerpo de diamante”, es decir, la consecución de la inmortalidad mediante la transformación del cuerpo.» Carl Jung
«Muchas prácticas espirituales recurren a la meditación para contener, transformar y reencauzar la energía sexual de forma que siga canales energéticos distintos. De este modo, se desplaza a lo largo de la corriente de fuerza vertical de la espina dorsal para transformarse en energía vibratoria superior que se emplea entonces para construir los campos energéticos espirituales superiores. Esta es una práctica muy poderosa…» Barbara Brennan (Manos que curan).
Cada cuerpo espiritual se alimenta de las vivencias que tenemos en esta vida y que resuenan en cada nivel vibracional. Por ejemplo el cuerpo celestial se alimenta de estados de conciencia elevados, de éxtasis y gozo espiritual. El cuerpo astral de estados de amor, de conexiones profundas con las demás personas, de sentirse libre en todo lo que hacemos, y así cada cuerpo tiene su alimento.
Trabajando con la energía sexual se accede también a niveles de conciencia muy profundos y elevados.
Por eso a través de una vida dedicada al autoconocimiento, a la transmutación y a la expansión de la conciencia se crea un nuevo ser en nosotros, algo que va más allá del personaje y que en las escuelas esotéricas se llama «cuerpo de oro del hombre solar».
Daniel Curbelo
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