LO SAGRADO Y LA UNIDAD
La palabra «sagrado» generalmente se traduce como algo especial, apartado o consagrado a lo divino. Así la misma palabra «consagrado» refiere a persona dedicadas al servicio religioso, a la vida monástica o similar. También un objeto consagrado es un elemento apartado del resto. O sea que de alguna manera utilizamos la palabra para separar en vez de unir, para darle una relevancia a algo, objeto o persona, establecemos una relación de jerarquía. Sin querer entrar en el debate de si hay o no esos niveles diremos que se puede entender de otra manera esa palabra, desde la vivencia de la experiencia cumbre relatada por el humano desde la noche de los tiempos.
Esta vivencia ha sido descrita por muchos seres humanos, es la trascendencia de la división sujeto-objeto, en la cual ya no hay un individuo separado que experimenta, sino una unidad total con la naturaleza y todos los seres. Podríamos decir que hay un solo Ser o como dicen los maestros Zen un No-dos.
Esto implica éxtasis, alegría, felicidad, paz, serenidad y un profundo sentido de lo sagrado libre de cualquier religión.
Esa percepción de la vida como algo sagrado tiene una fuerza tan grande que no admite una respuesta racional, simplemente es así porque llena tanto a la persona que ni se atreve a cuestionarla.
Por eso cuando hablamos de eso sagrado no nos referimos a lo que separa, sino a una vivencia que es integradora y nos inunda a tal punto que nos deja sin palabras.
Daniel Curbelo
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