Un derviche danza porque no va a ningún lugar. En el sufismo se sabe claramente que no hay ninguna meta. Entonces la imagen es una persona que danza en forma circular, representando los ciclos naturales y el hecho de que no va hacia ningún destino.

Además tampoco cree que haya proceso que observar y no tiene ninguna prisa porque descansa en la eternidad. No hay ningún más allá donde proyectarse, todo lo que hay es lo que está aquí y ahora. Vive de ser lo que se es.

Por eso el símbolo de una persona danzando, porque no está en una linealidad, en un tránsito, sino que está en un ahora y sobre sí mismo, en el equilibrio y el movimiento. No está yendo, sino que cada paso es cada paso, un instante eterno.

Ese es el planteamiento para vivir la espiritualidad, como la danza del momento presente en el que fluimos con la vida y con nosotros mismos, que al final es una nada que se mueve.

Daniel Curbelo

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