Al sufismo también se le llama «la senda del corazón», se basa en el Sentir, no en el sentimiento. El sentir que no tiene dualidad, que es integral, que va siendo con la unidad. Por eso lo primero que se le enseña al estudiante es a buscar lo que lo enciende en la vida.
En ese encenderse va surgiendo el corazón de fuego, que es lo que ellos llaman la Pasión Divina. Curiosamente el ver qué cosas nos encienden en realidad sirve para recordar que en realidad ese corazón apasionado está presente siempre en la vida de las personas, solo que nuestra distracción impide percibirlo.
Hablando poéticamente todos somos seres de fuego y es el miedo a la intensidad de vida lo que nos oprime en un estado de evasión, distracción y entretenimiento.
En la contemplación del momento y el sentir el ahora desde el centro del pecho hay ardor espiritual, solo siéntelo.
Daniel Curbelo
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