En este texto gnóstico occidental podemos ver lo que siempre explicamos de la Madre Divina:
Yo soy la primera y la última.
Yo soy la honrada y la despreciada.
Yo soy la prostituta y la santa.
Yo soy la esposa y la virgen.
Yo soy la madre y la hija.
Yo soy los miembros de mi madre.
Yo soy la estéril
y muchos son mis hijos.
Yo soy aquella cuya boda es grande,
y no he tomado esposo.
Yo soy la partera y aquella que no da a luz.
Yo soy el consuelo de los dolores de parto.
Yo soy la novia y el novio,
y fue mi esposo quien me concibió.
Yo soy la madre de mi padre
y la hermana de mi esposo
y él es mi criatura.
Yo soy inconsciente y yo soy sabia.
¿Por qué me odian en vuestros concilios?
Yo, yo no tengo dios,
y yo soy aquella cuyo Dios es grande.
Yo soy el control y la incontrolable.
Yo soy la unión y la disolución.
Yo soy la permanencia y soy la impermanencia.
Yo soy aquella a la que llaman Vida,
y ustedes me han llamado Muerte.
Yo soy aquella a la que llaman Ley,
y ustedes me han llamado Caos.
Yo soy el silencio incomprensible
y la idea recurrente.
Yo soy la voz de múltiples sonidos
y la palabra de apariencia múltiple.
Yo soy el juicio y la absolución.
Yo, yo soy la sin pecado,
y la raíz del pecado deriva de mí.
Yo soy lujuria aparente,
y en mí habita la castidad.
Tomado del texto gnóstico «Truena, mente perfecta».
Pueden leerlo completo acá:
https://www.revistadelauniversidad.mx/articles/8810dcf7-7b96-429d-91e0-671282685bf5/el-trueno-la-mente-perfecta?fbclid=IwAR38Mtzg1v6-Vt0d12He_XChte0xI6KrryaS9N6M1QEUbWesJ_kPlh-xhM0
No responses yet