El Tao engendra el Uno
El Uno engendra el Dos
El Dos engendra el Tres
y el Tres engendra los diez mil seres
El Uno engendra el Dos
El Dos engendra el Tres
y el Tres engendra los diez mil seres
El Tao es inmanente a todos pero cada uno de nosotros recibimos del Tao lo que los chinos llaman Te. Lo que en la magia llamamos “la particularidad”, es lo que D´s quiere manifestar en este plano. Es nuestra manera propia, nuestra marca personal, nuestra impronta celestial.
¿Quiénes son esos diez mil seres? Para empezar somos nosotros, además de todos los seres que nos rodean.
He tomado esto del Tao Te King sabiendo que hay otras interpretaciones de la palabra Te, como virtud, fuerza, energía, influencia y poder. Son palabras que darían para profundizar más, pero me voy a detener en la primera idea: la particularidad.
Si bien todos somos uno en el Ser Divino, cada uno de nosotros recibe de ese ser cósmico determinadas cualidades espirituales que constituyen lo que llamamos la impronta celeste, es algo así como la marca del maestro interior.
Cuando estudiamos la vida de un maestro espiritual o tenemos la gracia de convivir con uno veremos que algo pasa en nosotros, en nuestro interior. Sobre todo en este último caso, porque en realidad las enseñanzas espirituales van de corazón a corazón, van más allá de las palabras. Eso que deja ese ser en nosotros, su influencia, su vibración, lo que nos deja interiormente, las impresiones, son su impronta celestial, la particularidad de esa chispa divina actuando en el mundo.
Hay puntos de energía que pueden activarse para ayudarnos a poner en movimiento nuestra impronta, estos son: exactamente detrás del chakra del corazón, en la puerta del arcángel entre la quinta y sexta vértebras dorsales (punto llamado Shen Tao); en la depresión en el borde superior del esternón (Tian Tu-impronta celeste). Estos son dos puntos que se pueden trabajar incluso usando las palabras como mantras para activar el sentido de lo que significan y mueven energéticamente en nosotros.
Para ayudarnos también tenemos que trabajar ciertas preguntas que nos van a conectar con esa presencia consciente que somos en la eternidad: ¿Quién soy? ¿Cuáles son mis talentos? ¿Cómo expreso al ser divino para que su bendición llegue a los demás? ¿Cómo muestro mi ser al mundo manifiesto? ¿Qué tipo de alivio brinda mi energía? ¿Qué impresión dejo en los demás?
Es evidente que esto nos lleva directamente a trabajar sobre nosotros mismos cuestionando los valores, la identidad, lo que somos, nuestra auto-imagen y toda nuestra psicología. De manera que encontrando la particularidad del maestro interno estamos haciendo un gran trabajo interior.
La manifestación del maestro interno es una manifestación de la divinidad, por lo tanto es una expresión del amor cósmico. La particularidad lo que hace es que esa fuerza llegue de una manera precisa y coherente, para eso necesitamos ser honestos con nosotros mismos, dejar de imitar y ser reales con nuestro corazón, no hay otra manera. Al final solo se trata de ser tú mismo.
Daniel Curbelo
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